Educar a una mascota. ¿A quien pido ayuda?

Para educar a una mascota, de la mejor forma , no siempre es simple. Además en el mundo canino existen muchas creencias sobre su comportamiento. Recomendaciones de internet, consejos de vecinos, relatos de familiares, todo es válido a la hora de querer saber más sobre nuestra mascota.

Sin embargo, ¿realmente estamos recibiendo la información correcta? En este Top 5 citamos los mitos y verdades más frecuentes sobre este tema, teniendo en cuenta las investigaciones más recientes en Etología Canina. Comencemos.

Mito # 1: “Mi perro está arrepentido, él sabe que se ha portado mal”

Es muy frecuente que cuando reprendemos a nuestra mascota por haberse comportado mal (micción en lugares inapropiados, destrozos, mordidas durante el juego), muestre conductas muy particulares, las cuales interpretamos como “señales de arrepentimiento”.

Sin embargo, esconder la cola entre las patas, bajar las orejas, evitar el contacto visual y tratar de esconderse no significan “Lo siento, perdóname”, sino “Deja de enojarte conmigo, ya entendí” en lenguaje canino.

Estas conductas, denominadas “señales de apacigüamiento”, son utilizadas por los perros para finalizar un conflicto (reprimendas verbales, peleas con otros perros, castigo físico), por lo que seguir gritándole no tendrá ningún resultado, y por el contrario lo confundirá. En lugar de enojarte con tu mascota, busca a un profesional y encuentra alternativas para modificar su comportamiento.

Mito # 2: “No socialices a tu cachorro hasta completar todas sus vacunas”

La etapa más importante en el desarrollo conductual de tu perro es el periodo de socialización, el cual tiene lugar entre las 3-12 semanas de edad. Durante este período, los cachorros se habitúan a su ambiente, otros perros, animales (gatos, conejos, aves) y personas. Si un perro no es expuesto adecuadamente a estos estímulos, estará más propenso a mostrar conductas temerosas y será incapaz de adaptarse a nuevos lugares.
Las alternativas que podemos implementar de forma segura sin exponerlo al contagio de enfermedades, son las siguientes:

1) Paseos en brazos de 5 minutos: Llevaremos a nuestro cachorro a zonas tranquilas (poco ruido y tránsito de personas y perros) cargado en brazos y les daremos premios y/o caricias cuando observen o escuchen los diversos estímulos del contexto citadino (autos, motos, personas de diferente característica física) y respondan de manera tranquila y relajada. Si nuestro cachorro muestra signos de miedo (se mueve demasiado, gime o llora, intenta escapar de nuestros brazos), detendremos el paseo y retornaremos a casa.

2) Paseos en auto: Podemos llevarlo a un paseo corto, dejando la puerta abierta del carro para que nuestro cachorro observe todos los estímulos de un parque, avenida u otro ambiente que no sea muy estresante para él. En todo momento, nuestro cachorro deberá estar en el auto, para evitar exponerlo a otras mascotas cuyo estado sanitario es desconocido.

3) Visitas a casas de familiares o amigos: Podemos llevarlo a que conozca otras personas y lugares. En estos sitios nuestro cachorro estará expuesto a nuevas personas, texturas, olores, ambientes, contribuyendo a una experiencia sensorial muy enriquecedora. Evita llevar a tu cachorro a fiestas con muchas personas y ruido, recuerda que el proceso de socialización debe ser gradual y amigable, por lo que un ambiente muy estresante no será la mejor opción para el desarrollo de su cerebro.

Mito # 3: “Tengo que ser el Alfa/Líder de la manada para educar a mi perro”

Ni tú tienes que ser el Alfa, ni tu perro se comporta de forma dominante. Las investigaciones actuales sobre la conducta social de lobos y perros, nos indican que en los grupos familiares las manifestaciones de agresividad son muy escasas, y por el contrario, predominan las “señales de apacigüamiento” para resolver un conflicto por recursos (alimento o espacio). Actualmente, el uso de métodos físicos coercivos se están reemplazando por las técnicas conductuales modernas, que están orientadas a fortalecer el vínculo afectivo con nuestra mascota, redirigir las conductas inapropiadas y preservar su bienestar animal.

Mito # 4: “Si a mi perro no le gusta alguien, es porque debe haber algo malo con esa persona”

En muchos casos, los perros que reaccionan de forma agresiva o temerosa hacia una persona, no lo hacen bajo una evaluación moral negativa de esa persona, sino que responden a su propio instinto de supervivencia. Los perros pueden ser poco amistosos o esconderse de una persona debido a que están reaccionando con miedo a un determinado atributo físico, como su forma de moverse o caminar, la forma de hablar, vestimentas (poleras, botas, guantes, sombreros, abrigos) o accesorios (lentes, gafas de sol, paraguas, bastones).

Esta inseguridad, por lo general, deriva de una socialización inadecuada o experiencias previas negativas con personas de características similares o que hayan llevado consigo alguno de estos implementos, dejando de lado cualquier explicación moralista.

Mito # 5: “Bobby está meneando la cola, seguro está feliz”

Si tendríamos que elegir uno de los mitos más preocupantes sobre la conducta canina, este sería uno de ellos. Los perros utilizan la cola para comunicarse con otros individuos, sin embargo, no siempre significa “estoy feliz y relajado, acaríciame”. La cola indica su nivel de atención a ciertos estímulos o ambientes, y en los perros puede representar tres estados emocionales: seguridad, desconfianza o miedo.

Si deseamos saber el estado emocional de nuestra mascota, debemos fijarnos no solo en su cola, sino también en la postura corporal y sus expresiones faciales (orejas, ojos, cara, boca).

En artículos posteriores estaremos ampliando a detalle estos temas.

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