Eutanasia, cuando tenemos que decir adiós

La eutanasia en nuestra mascota, es sin duda un momento muy difícil y muy importante que debemos estar preparado y tomarlo con mucha serenidad.

A veces la vida nos coloca ante situaciones que nunca quisiéramos enfrentar. Una de ellas es ver a nuestra mascota sufrir mucho sea por enfermedades o problemas graves propios de la edad avanzada. En situaciones como esa, la mejor decisión será dejarla ir…

La eutanasia, la supresión del animal, en un estado terminal es comúnmente aceptada para salvar a nuestra mascota de sufrimientos innecesarios, cuando la perspectiva de una cierta cura es inexistente.

Todos los veterinarios saben lo difícil que es proponer esta “solución”, pero lo cierto es que debemos ser conscientes de que, si nuestra mascota sufre, no debemos seguir infligiendo más sufrimiento. Lo mejor será armarnos de valor, si se le puede decir así, y aprovechar los últimos momentos junto a ella y despedirnos en la mejor forma.

La eutanasia es un tipo de muerte inducida. En el caso de algunos animales, puede ser la opción más adecuada cuando los efectos de una enfermedad incurable afectan significativamente a la calidad de vida de él. Sin embargo, el momento de tomar la decisión nunca es fácil. En ocasiones, la eutanasia se confunde con el sacrificio y esto es un problema muy grave…

Cuidar de nuestra mascota

Tipo de eutanasia

La eutanasia que se practica al perro puede ser de varias maneras y según estas modalidades podemos encontrar:

La eutanasia activa que consiste en la muerte indolora del perro cuando está sufriendo mucho y no hay ninguna posibilidad de curación. Se puede aplicar una inyección con una sustancia que produce primero un estado de inconsciencia y luego la muerte.

La eutanasia pasiva. En este caso no se usa ninguna sustancia para provocar la muerte, sino que se suspende un tratamiento que prolonga la vida del animal, pero con gran sufrimiento.

La eutanasia indirecta consiste en tratar los síntomas de la agonía del perro, con el principal objetivo de evitar su sufrimiento, y sin tener en cuenta que se puede acelerar la muerte del perro. Por ejemplo, se le administra un medicamento que paliar el dolor, aunque se sabe que esa sustancia acelera la muerte del perro.

Nada ni nadie podrá arrebatarnos el recuerdo de los años vividos y debemos estar agradecidos y felices de haber compartido momentos maravillosos a su lado.

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