En la naturaleza son muchas las especies animales que practican la coprofagia, en algunas circunstancias solo bajo condiciones inusuales.
La coprofagia es un término que proviene del griego κόπρος copros (heces) y φαγειν phagein (comer) y que hace referencia a la ingestión voluntaria de heces.
Qué hay detrás de esta conducta repulsiva
El problema con la coprofagia canina es que puede alterar la relación entre el animal y su humano a cargo. Es quizás uno de los comportamientos que la gente menos tolera en los perros, pero no debemos pensar que lo hace por “desprecio”. En realidad, las razones son varias, algunas relacionadas con patologías y otros que dependen de un estado de ansiedad o necesidad de atención.
Razones relacionadas con la salud
La coprofagia es normal en determinadas circunstancias como cuando las perras comen heces de cachorros para mantener limpio el nido. En otras circunstancias, los perros ingieren parte de sus propias heces o de otros animales porque presentan un problema clínico, por ejemplo, en el caso de una función pancreática alterada.
Algunas deficiencias dietéticas también deben mencionarse entre las posibles causas. En estos casos es necesario comprobar que el perro esté sometido a una alimentación equilibrada.
Otras razones
- El perro se da cuenta que definitivamente va a llamar nuestra atención, con esta conducta, sabe que vamos a intervenir rápidamente y es así como nos invita tal vez a jugar.
- Los perros que pasan mucho tiempo en un ambiente pobre en estímulos (por ejemplo, a menudo encontramos este comportamiento en perros que han pasado largos períodos en la perrera).
- Observó y aprendió esta conducta de su madre cuando limpiaba el nido.
- Puede tratarse de un comportamiento exploratorio o estar relacionado con el hambre.

La coprofagia puede ser síntoma de un estado de ansiedad, un problema clínico, una conducta aprendida o es la mejor forma que el perro encuentra de llamar nuestra atención.
Cómo resolver el problema
Lo ideal sería tratar de proporcionarle al perro una alternativa para que dirija esa atención utilizada en la coprofagia.
• Puede ser útil introducir juegos que sirvan de enriquecimiento ambiental (como los accesorios que suelten comida).
• Al perro también se le debe enseñar la orden “deja” para que podamos prevenir este comportamiento inapropiado, pudiendo tener un control total sobre el perro.
• En algunos casos también puede ser útil impedir que el perro llegue a las heces. Sacándolo a pasear con correa durante los paseos, al menos durante un tiempo limitado para que abandone esta conducta.
• El uso de métodos que tienden a disuadir al perro de olfatear y buscar excrementos también puede ayudar a eliminar el problema. Para ello se puede utilizar unas sustancias irritantes que puestas en las heces provocan que el perro se irrite y estornude al entrar en contacto con ellas.
Tengamos en cuenta que muchos de estos métodos, por seguridad y eficiencia, deben ser propuestos por adiestradores o entrenadores para tener mejores resultados y jamás dañar al perro.