La alergia en los gatos puede tener diferentes causas y formas: dermatológicas, intestinales y respiratorias. Hemos recopilado información muy útil para descubrir cuáles son los síntomas cutáneos que pueden hacer sospechar una enfermedad alérgica en el felino de casa y qué hacer en estos casos.
Al igual que nosotros y los perros, la alergia en los gatos es una enfermedad recurrente también para nuestros amigos felinos.
En los gatos se reconocen diferentes formas de hipersensibilidad: a la saliva de la pulga, a la picadura de mosquito, a alimentos o a alérgenos ambientales (ácaros del polvo, polen, hierbas, etc.).
Con el término “síndrome alérgico cutáneo felino” se refiere a la forma cutánea caracterizada por picazón e inflamación.
Esta puede presentarse clínicamente de diversas formas y puede estar asociada a la producción de anticuerpos específicos para alérgenos ambientales.
La alergia alimentaria consiste en todas las posibles manifestaciones (principalmente cutáneas e intestinales) causadas por alimentos o suplementos alimenticios.
El asma felina, por último, es una enfermedad inflamatoria de los bronquiolos pulmonares.
Puede manifestarse con dificultad respiratoria aguda e imprevista o como tos crónica y respiración ruidosa, y también puede estar asociada a IgE dirigidas hacia alérgenos inhalados.
Actualmente, con el nombre de “síndrome alérgico felino” nos referimos a las formas cutáneas, intestinales y respiratorias.
Estas pueden estar presentes de forma individual o simultáneamente en cada paciente.
¿Existen gatos más predispuestos a la alergia?
Al igual que en los perros, se sospecha una base genética en los gatos y algunas razas parecen verse más afectadas (por ejemplo, el gato Abisinio).
La edad de aparición de los primeros síntomas es muy variable, aunque generalmente aparecen en adultos jóvenes.
Síntomas dermatológicos de alergia en los gatos
Incluso las manifestaciones clínicas y la distribución de las lesiones son muy variables y a veces pueden confundirse con otras enfermedades.
Las formas más frecuentes y típicas son la picazón en cabeza y cuello, la autoinducción de alopecia, la dermatitis miliar y el complejo del granuloma eosinofílico.
Aproximadamente el 40% de los gatos alérgicos presentan al menos dos formas diferentes simultáneamente.
A diferencia de los perros, la otitis no es frecuente en los gatos.
Diagnóstico de alergia en los gatos
Al igual que en los perros, en los gatos el diagnóstico de alergia se basa en la visita clínica y en la exclusión de enfermedades que pueden causar picazón.
Como es fácil imaginar, dado que los cuadros clínicos son tan variados y diferentes entre sí, se requiere un enfoque muy minucioso y cuidadoso.
Los exámenes que complementan una visita clínica dermatológica incluyen análisis del pelo, raspaduras de la piel, recolección de material después del cepillado del pelaje, exámenes citológicos, exámenes micológicos y mucho más.
En los gatos con picazón en cabeza y cuello, es necesario descartar la presencia de ácaros en los oídos u otros parásitos en el cuerpo.
Recuerden que muchos de estos son invisibles a simple vista debido a su tamaño diminuto, por lo que se requiere una cuidadosa observación bajo el microscopio para detectarlos. En los casos de alopecia auto inducida, es importante descartar una enfermedad fúngica mediante un examen del pelo, el uso de una lámpara especial de rayos ultravioleta y exámenes culturales específicos.
Sin embargo, una observación cuidadosa del gato casi siempre permite distinguir una verdadera ausencia de pelo (es decir, una caída espontánea) de un caso de “falsa” alopecia de origen alérgico.
En este último caso, los pelos solo están más cortos porque se rompen (a veces esto es fácilmente perceptible al acariciar en dirección contraria al crecimiento del pelo). Entre otras causas de alopecia auto inducida, especialmente en el abdomen, también se incluyen problemas del aparato urinario (cistitis, cristales y cálculos) y comportamentales (estrés, conductas estereotipadas), aunque son muy raros.
Las úlceras en la cara a veces pueden imitar enfermedades más graves, virales, autoinmunes o tumorales. El médico veterinario, en caso de sospecha, realizará exámenes específicos para descartar esta posibilidad.
Curiosamente, en gatos con hipertiroidismo, el tratamiento puede desencadenar como efecto adverso un intenso picor facial. Después de descartar todas estas otras enfermedades, es posible distinguir una forma alérgica a la saliva de las pulgas de una forma alimentaria o ambiental, con un protocolo dedicado que incluye el uso de antiparasitarios de amplio espectro, la implementación de dietas restrictivas y posibles exámenes alergológicos.
Terapia de la alergia en gatos
Las terapias más utilizadas en gatos para controlar el picor y la inflamación alérgica son los corticoides, especialmente en formas agudas. El uso de cortisona no debe asustar, existen este tipo de medicamentos de diferentes potencias y duraciones de acción.
Cuando sea posible, el veterinario elegirá aquellos con el menor riesgo de efectos secundarios y posiblemente les propondrá exámenes periódicos de sangre y orina para control.
Al igual que en los perros, en los gatos alérgicos también es posible establecer una inmunoterapia específica para alérgenos para reducir la gravedad e intensidad de los síntomas clínicos.