Mascotas: las víctimas invisibles de la pandemia

Los perros y gatos tuvieron un papel protagónico durante esta pandemia tanto en nuestro país como en el mundo. Lejos unos de otros como estábamos, sin poder salir ni vernos y mucho menos abrazarnos, las mascotas se convirtieron en una compañía realmente significativa, en especial para los niños, los abuelos y los que viven solos.

Por PLANETA MASCOTA

Por increíble que parezca, los primeros meses de este cierre de emergencia global hubo una explosión en la demanda de mascotas, especialmente de tiernos cachorros, algunos de ellos a precios altísimos. Lo bueno es que también las adopciones fueron en aumento.

Una mascota no solo ayudaba a sobrellevar la falta de contacto con los que amamos, sino que se convirtió en la mejor excusa para salir a la calle durante estos largos meses de restricciones. Lamentablemente, con la misma euforia con la que llegaron a sus nuevos hogares, poco tiempo después muchas fueron vendidas en Internet o entregadas a refugios y albergues y las que corrieron peor suerte son las que terminaron deambulando por las calles.

Una mascota es un compromiso a largo plazo. Necesita de cuidados diarios y también asistencia veterinaria lo que significa tomar una parte de nuestro a veces escaso presupuesto.

Con todo, una mascota vale la pena en todo sentido. Hoy más que nunca una mascota en casa con su amor incondicional es capaz de darnos la calma que tanto necesitamos en estos tiempos inciertos.

Los albergues: ¡Vamos a ayudar!

En esta la era de la COVID-19, los albergues están sobrepoblados y muy pocos cuentan con alimentos y medicamentos suficientes para las mascotas que allí viven. La situación siempre fue difícil, pero ahora es más complicada.
La falta de ayuda se deja sentir.

Las organizaciones defensoras de los animales y los albergues dan cuenta del impacto financiero que sufrieron durante la pandemia. Muchas son entidades sin fines de lucro que dejaron de recibir donaciones y recursos, y pese a todo, los voluntarios continúan ofreciendo un hogar temporal y alimentos a los animales.

En estas líneas es digno de destacar precisamente el trabajo de los voluntarios, quienes muchas veces con recursos propios se hacen cargo del tratamiento veterinario así como de la esterilización y la vacunación de las mascotas que albergan.

En los albergues una preocupación constante es que cuando la pandemia esté superada en el país y los trabajadores regresen masivamente a sus centros laborales, las mascotas dejen de recibir los cuidados y atención que necesitan.

Los voluntarios trabajan increíblemente duro y merecen nuestro soporte.
¡Pongámonos en acción! Hay muchas formas de ayudar, el dinero es una de ellas, por supuesto. También podemos dar nuestro tiempo para atender, sacar a pasear, bañar, limpiar y sobre todo dar cariño a los perros y gatos que no pierden la esperanza de encontrar un hogar.

Busca el albergue más cerca de casa. Y manos a la obra.
¡Tú puedes hacer la diferencia! ¡Adoptar también es amar!

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