Cada día abastecer un plato con las croquetas para perro, es una operación rutinaria simple, rápida y eficaz, para dar su comida del día y hacer feliz a nuestra mascota.
¿Alguien se preguntó algunas veces cómo nacieron las croquetas para perro? Pues nosotros hemos investigado y acá les contamos.
Primero imaginemos que podían comer los perros y gatos antes de la llegada de los alimentos comerciales.
En la actualidad nuestros perros y gatos en casa, pero también los de la calle, consiguen comida de mil formas. Pero si pensamos como era la realidad para los perros y gatos considerados amigos del hombre, hace 100 años atrás, por ejemplo.
Generalmente, los perros comían cualquier tipo de alimento disponible en su entorno. Los perros de las granjas comían restos de carne, leche, huevos y la comida que encontraban hurgando entre los desechos, mientras que los perros de la ciudad dependían de las sobras de la cocina de sus dueños o de lo que encontraban en la calle. Por no hablar de los gatos, que quizás era una realidad más dura.
Ciertamente, para ellos, no era una vida fácil en esa época. La historia de los alimentos comerciales para mascotas es relativamente reciente si la comparamos con el periodo en el cual el perro ha estado al lado del ser humano.
Un poco de historia
En 1860, James Spratt, un electricista estadounidense de Ohio, se subió a bordo del barco que le transportaría a Inglaterra, su propósito era vender pararrayos en Gran Bretaña. Cuando su barco atracó en Inglaterra, llamó su atención que unos perros estaban escarbando en la basura del muelle con la intención de hallar las galletas desechadas por los barcos. Parece que en ese instante tuvo la visión de la comida preparada para animales y destinó todos sus esfuerzos a la producción de galletas para perros.
Fue así que ideó una galleta para perro hecha de trigo, remolacha, verduras y sangre bovina. Este producto fue un gran éxito entre los ingleses, que usaban comida tradicional de la época para perros, para alimentar a sus perros deportivos.
Su producto de calidad fue llamado ‘SPRATTS X PATENT’, para que los clientes supieran quien era el verdadero productor.
En 1870, Spratt había iniciado su producción de sus croquetas para perros en los Estados Unidos y en 1881 obtuvo una patente estadounidense para su comercialización en todo el país.
Y simplemente así fue cómo surgió el primer alimento para perros.
La evolución de los alimentos industriales
Durante los años 30, algunas empresas vieron una oportunidad de negocio en la producción de alimentos para perros y gatos, y lanzaron al mercado alimentos secos a base de harinas de carne. Para estas empresas, fue la ocasión adecuada para reutilizar y obtener beneficios de subproductos de diferentes alimentos que de otra manera serían desechados.
Como siempre, la industria se encontró en la necesidad de conciliar la calidad de los productos con su rendimiento, y en los años 60, los fabricantes de alimentos para perros utilizaron desechos industriales de productos agrícolas, como salvado de trigo y carne no apta para el consumo humano.
Los intermediarios de productos agrícolas encontraron una buena fuente de ingresos al vender sus subproductos a la industria de alimentos para perros, mientras que los mataderos de ganado o aves se beneficiaron de la venta de sus desechos de matanza, cuya eliminación hubiera representado solo un costo adicional.
En los años 70, los consumidores comenzaron a apreciar la comodidad de verter trozos secos de comida en un plato, en lugar de preparar en casa la comida para su perro o gato.
Las empresas productoras comenzaron a definir sus productos como “completos, sin necesidad de adiciones o complementos”, afirmando además que las sobras de la cocina eran peligrosas para la salud del animal.
Desde los años 70, el mercado de alimentos para perros y gatos ha seguido creciendo, utilizando celebridades y anuncios televisivos como promotores, creando croquetas de diversas formas y empleando colorantes para hacerlas más atractivas para los consumidores.
En la actualidad
Los alimentos para mascotas han pasado de las tiendas especializadas para animales a los grandes supermercados, con un envase brillante y diseños atractivos. Las estrategias de marketing también se han aplicado en este sector, desde el momento en que las ventas de alimentos para mascotas superaron a las de alimentos para bebés.
Los espacios de estantería destinados a los alimentos para mascotas han seguido expandiéndose a medida que nuevos fabricantes ingresaban al mercado, ofreciendo una amplia gama de productos específicos para raza, edad, enfermedades y alergias.
En resumen, lo que empezó como un simple tentempié para hacer feliz a nuestro perro, se ha convertido un siglo después, en la opción de más de la mitad de los propietarios que alimentan a sus animales con alimentos industriales y a medida que se van reconociendo sus beneficios y ventajas sobre la comida preparada en las casas, esta cifra continúa creciendo.