El uso de ropa para mascotas está muy difundido en la actualidad, a partir de su uso frecuente en la rutina diaria o como accesorio estético. Sin embargo, ¿realmente mi perro o gato se sentirá cómodo usando ropa? En este artículo, revisaremos los pros y contra del uso de ropa en nuestras mascotas.
Los accesorios para mascotas son importantes en la rutina diaria porque facilitan la realización de diversas acciones relacionadas a la alimentación (bebederos y platos portátiles), descanso (camas), limpieza (bolsas para heces, palitas para areneros), vestimenta (ropa) o paseo (correas, collares) de nuestras mascotas. Dentro de este grupo de accesorios, la ropa es uno de los que más captan la atención del tutor por sus colores llamativos y diseños curiosos, lo cual motiva la compra de los mismos.
Por MV Luis Antonio Buitrón Ramírez
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COGNIVET
Sin embargo, ¿esta compra es realmente necesaria para nuestras mascotas? ¿importará más la estética visual o su funcionalidad? ¿mi perro o gato se sentirá cómodo usando estas ropas?
Lo primero que debemos tener en cuenta es que nuestros perros y gatos tienen una “vestimenta natural” (pelo), la cual les confiere protección ante cambios climatológicos, termorregulación y sirve como una barrera física para proteger la piel de agentes patógenos. Teniendo en cuenta ello, comprenderemos que el pelo es muy funcional y muchas mascotas pueden desarrollar sus vidas sin el uso de ropas u otro tipo de vestimentas.
Pero… ¿Y qué pasa con las razas caninas y felinas que no tienen pelo? ¿Estarán sintiendo frío? Esta pregunta es muy interesante y lo que debemos comprender es que nuestra sensación térmica es diferente a la de nuestras mascotas.
Si nosotros sentimos frío, puede ser que para nuestro perro o gato sea una temperatura tolerable, por ello debemos evaluar los signos conductuales de frío (temblores, búsqueda de zonas y texturas cálidas) o calor (jadeos, búsqueda de zonas y texturas cálidas, aumento de la ingesta de agua) como una herramienta visual para saber si mi perro está cómodo o no con la temperatura ambiental.
Entonces, si mi perro está temblando y busca zonas cálidas, ¿tengo que colocarle una ropa siempre? No necesariamente y aquí entra en juego la tolerancia de tu perro o gato al uso de vestimentas. La ropa no es un accesorio natural para ellos y en la gran mayoría de casos los perros están experimentado estrés cuando la llevan puesta. Esto lo podemos determinar al observar su comportamiento y lenguaje corporal.
Por ejemplo, si le colocas una ropa y está menos activo, se mueve lento, no juega, se sacude constantemente o se rasca, se frota contra el suelo u otras superficies, bosteza, jadea o se relame la nariz, muy probablemente tu mascota está estresada y se siente muy incómoda. Frente a ello, otra manera de proveer confort térmico es a través del uso de camas o mantas, las cuales se pueden ubicar sobre una superficie que conserve el calor (alfombra o mat). Así, estaremos ayudándo a nuestras mascotas a mantenerse cálidas sin necesidad de estresarlas.
Por otro lado, el uso de ropa puede interrumpir la comunicación social canina. Por ejemplo, si tu perro se encuentra con otro perro en el parque y la ropa que utiliza cubre parte de las orejas y cola, el otro perro no tendrá una lectura completa de lo que está comunicando tu perro, lo cual puede conllevar a conductas evasivas, ladridos o, en el peor de los casos, a comportamientos agresivos. Por ello, es importante que evitemos su uso en encuentros sociales en el parque u otros escenarios similares.
Otro accesorio de vestimenta utilizado en algunas situaciones son los zapatos para perros, los cuales son empleados para proteger sus almohadillas de temperaturas altas. Esta puede ser una aplicación válida de vestimenta. Sin embargo, debemos recordar que los perros utilizan las almohadillas como zona de termorregulación, por lo que el uso de zapatos podría interferir con este proceso. La mejor opción si es que deseamos evitar quemaduras en las almohadillas durante los paseos, es utilizar cremas protectoras recomendadas por nuestro Médico Veterinario y elegir horarios frescos del día para realizar el paseo.
Otro motivo para el uso de zapatos es el evitar que se ensucien durante el paseo. Lo que debemos tener en cuenta es que en el paseo mi perro explora, salta, correo, olfatea y realiza diversos comportamientos naturales, los cuales pueden ser interrumpidos al utilizar los zapatos, a partir de que no le permitirá experimentar todas las texturas que sus patas pueden tocar y sentir en el parque (tierra, agua, pasto, hojas, etc.). De esta manera, el uso de zapatos puede interferir con la calidad del paseo.
En resumen, salvo situaciones que ameriten su uso como presencia de problemas dermatológicos (reacciones alérgicas), paseos y trekking en terrenos rocosos o nevados), el uso de ropa y zapatos no se recomienda en la rutina diaria.
Finalmente, debemos tener en cuenta el bienestar emocional, lenguaje corporal y la comodidad de mi pero o gato al utilizar cualquier accesorio en nuestro día a día.
Otro ejemplo es el manejo de la destructividad.
Los cachorros a partir de los 30-45 días comienzan a explorar su ambiente con la boca, lamiendo, mordiendo o masticando diversos objetos., situación que coincide con el inicio de la erupción dentaria. Si durante los primeros meses, los cachorros muerden de todo, madera, plástico, telas u otro objeto que sea parte de la decoración de la casa, más adelante será muy difícil cambiar este hábito.
Por ello, es importante poder ofrecer juguetes con diversas texturas durante este período para satisfacer la necesidad de explorar con la boca y redirigir las mordeduras hacia objetos adecuados (juguetes). Este manejo debe de ir la mano con la restricción del acceso a algunas áreas del hogar y hacer la casa a prueba del cachorro, para evitar los comportamientos destructivos y la adquisición de hábitos inadecuados.
Por otro lado, el entrenamiento en educación básica para que aprenda a sentarse, echarse, quedarse quieto o venir al llamado, también puede iniciarse en este período. La edad ideal es a partir de los 45 días. Este entrenamiento debe estar basado totalmente en el uso de reforzadores positivos para que el cachorro asocie el comportamiento que buscamos (sentarse) con una experiencia positiva (premios).
Además, debemos tener en cuenta el nivel de atención del cachorro, el cual normalmente es bajo. Por ello, realizaremos sesiones de entrenamiento cortas (5-7 minutos) y divertidas (seguidas de una sesión de juego), para evitar sobrecargar con mucha información al cachorro.
El cachorro es capaz de aprender muchas cosas más, pero esto depende de nuestra consistencia en la realización de los ejercicios y rutinas, y el tener la paciencia para comprender que la educación es un proceso dinámico, lento e individualizado.
El uso del castigo físico y verbal en la educación del cachorro está contraindicado y puede tener repercusiones serias en su desarrollo emocional, afectando así nuestro vínculo con él y predisponiéndolo a la aparición de patologías del comportamiento. Si tenemos un cachorro en casa, debemos enfocarnos en educarlo de la mejor manera respetando su bienestar físico y emocional.