Te gustaría vivir con una mascota, y todavía no estás listo, o no estás muy convencidos.
Estás pensando que quieres vivir con una mascota y sigue teniendo dudas, estas inseguro, no sabes bien lo que será después. Bueno todo esto es normal, de hecho, tener dudas y preguntarse en decidir de compartir la vida con una mascota, esto ya es un gesto de responsabilidad muy importante.
Probablemente un gran número de tus amigos o conocidos ya tiene una mascota en su casa, y tú también estás pensando de llevar un cachorrito a la casa, para que comparta contigo una buena etapa de tu vida. Seguro porqué te invitaron a llevarlo a pasear, o simplemente darle da comer o entretenerlo un rato.
Es en estos momentos en el que descubrimos que el animal nos integra en su círculo de confianza y eso también nos hace bajar la guardia y plantearnos ‘¿y si yo también tuviera perro?’.
¿Seré capaz de darle los cuidados y atención que necesita sin dejar de mantener el ritmo de vida que llevo?
Esta duda nos atenaza pues tener perro es un compromiso a 10-15 años, un tiempo suficientemente extenso como para pensarlo muy bien.
Tener o no tener perro es una cuestión de amor, querer dar una casa a un can bajo nuestra protección y compañía nunca es una decisión meramente pragmática, un perro no es una lavadora, no es objetivamente útil.
Querer vivir con un perro es un deseo de abrir una puerta hacia el mundo animal, una intención de comprender otras formas de amar y de recibir cariño.
Sin embargo, lo cierto es que abrir tu casa a un perro tiene algunas ventajas que podríamos analizar objetivamente como muy positivas.
Desde un punto de vista científico se ha demostrado que las personas que conviven con un perro aumentan los niveles de oxitocina, lo que se traduce en menos estrés y ansiedad para nosotros pero para ellos también.
Esta es una cuestión relativamente fácil de explicar. Los perros nos aportan contacto físico constante, y este tipo de interacciones son muy necesarias para todos los seres gregarios, entre los que nos encontramos, sin embargo, el ser humano cada vez es más reacio a mantener contacto de cercanía física con sus iguales, por lo que los perros cumplen con esa función.
Los perros, por si mismo, son profundamente disciplinados (siempre que se les facilites una educación mínima), son atentos con nuestras acciones, se mantienen alineados con nuestras dinámicas y suelen compartir con el núcleo familiar.
Se muestran defensores cuando un peligro acecha, lúdicos cuando paseas con ánimo de disfrutar del camino, hogareños cuando te dispones a dormir o descansar, y proactivos cuando haces cosas en casa.
Vivir con un perro es una mirada perpetua a mantener el ánimo lo más alto posible, lo cual no tiene precio.
En un mundo salvaje los perros son capaces de cazar, orientarse, luchar y mirar por su salud.
Sin embargo, los perros domésticos otorgan su supervivencia a los humanos, y eso no solo no hacen responsables de su alimentación y cuidado, sino que ahonda en cuestiones de más detalle.
Por ejemplo: un perro necesita ejercitarse, salir a la calle, jugar y relacionarse con otros iguales.
Estas salidas no son únicamente para que el animal haga sus necesidades, tan importante como eso es que pueda caminar y relacionarse con el medio.
Un perro que solo sale a la calle para defecar se vuelve inestable emocionalmente, pues su cuerpo no obtiene el ejercicio que necesita y su socialización no se desarrolla adecuadamente.
Los perros son mamíferos con cierta complejidad, darle una correcta educación será tu responsabilidad. No temas, todo saldrá bien si eres constante, aplicas el sentido común, respetas las necesidades del perro, y te muestras coherente y claro en tus normas.
El adiestramiento de un perro es muy sencillo.
Educar al animal a hacer sus necesidades fuera de casa, a no destruir ni subirse a los muebles, no ladrar en el hogar y aprender a ser paciente cuando le pones la comida o salís a la calle, todo ello es muy asequible.
Si en el proceso de educación del perro identificas que algo no va bien, que no eres capaz de enfocar estas normas, no temas, simplemente debes buscar ayuda (mucho mejor da profesionales) para recibir algunas indicaciones.
Pero sobre todo dedícale más tiempo, la mayoría de los problemas de comportamiento de los perros están basados en que sus dueños no les dedican el tiempo necesario.
A veces ni nos damos cuenta, pero para sentirse bien el perro necesita básicamente una sola cosa, su dueño. La estabilidad emocional que le podemos transmitir ya es el 50% del trabajo, y simplemente ya está hecho.