De cara malhumorada, pero con personalidad simpática y sociable.
Con su inconfundible particularidad en su aspecto físico, su forma de ser agradable y algo torpe, el bulldog inglés no tarda en conquistar el corazón de las personas.
A pesar de su aspecto feroz, el bulldog inglés es un perro muy tranquilo y afectuoso. Esta raza es considerada ideal para las familias que pasan mucho tiempo en casa, ya que ellos mismo disfrutan de la compañía de sus dueños.
Los ancestros del Bulldog Inglés, los mastiffs, eran utilizados para hacer correr a las reses antes de llevarlas al matadero, de este modo se mejoraba la calidad de la carne. Durante la Edad Media se puso de moda organizar enfrentamientos entre toros (bulls) y estos perros, afición que fue creciendo con los siglos. En 1835 el Parlamento británico prohibió estas peleas, pero la actividad no cesó hasta finales del siglo XIX. Por estos años el Bulldog Inglés estuvo a punto de desaparecer hasta que se empezó a estandarizar la raza.
El bulldog inglés es un perro fuerte, valiente y leal. Suele tener un carácter sereno y cariñoso y establece fuertes vínculos con su familia. Además, por regla general, son muy pacientes con los niños. Eso sí, son perros que demandan mucha atención y no pueden quedarse solos durante largos períodos de tiempo.
Estos peludos tienen tendencia a ser posesivos y cuando defienden a su familia, su territorio o sus pertenencias, pueden volverse muy agresivos. Es por eso por lo que es fundamental socializar al bulldog desde cachorro y educarlo en obediencia canina.
El bulldog inglés es un perro de apariencia inconfundible.
El Bulldog Inglés es bastante cabezota, juguetón, vital y sensible. Siempre está atento a lo que sucede a su alrededor y con los extraños se puede mostrar vigilante pero no agresivo. Aunque sorprenda, es un animal que no soporta la brutalidad y que necesita el cariño de sus dueños. Es un perro adecuado para los niños, ya que sabe dosificar su fuerza y es muy paciente. Tiene un carácter bueno, amistoso, dócil y atento.
Estos perros tienen tendencia a ser posesivos, por lo que hay que evitar que se conviertan en guardianes de recursos. El adiestramiento en obediencia y, especialmente, los ejercicios de autocontrol ayudan mucho en esto. Por otra parte, esa característica puede ser aprovechada para hacer del bulldog inglés un buen guardián de la casa. Al no ser un ladrador compulsivo, este perro puede dar la alarma cuando realmente se necesita, y su apariencia puede disuadir a muchos.
Es un perro que necesita mucha atención y cuidados. Debido a la morfología de su rostro, el Bulldog Inglés padece del síndrome Braquiocefálico. Este particular problema, derivado de la cara achatada del bulldog inglés, es la dificultad respiratoria. El exagerado acortamiento de la cara ha llevado a que muchos bulldogs actuales presenten problemas respiratorios, aun cuando el estándar indica que esto es indeseable. Su hocico achatado no le permite una respiración muy regular, por lo tanto, se debe evitar ejercicio prolongados o extremos.
Además son muy sensibles al calor, es recomendable que, durante los periodos de altas temperaturas, no den paseos demasiado largos. Es importante que en los meses de calor beban agua abundante y descansen en lugares a la sombra. Durante las épocas de temperaturas medias necesitan salir a pasear de una a dos veces al día. Aunque puedan ser algo perezosos, es importante que realicen ejercicio y que lleven una dieta saludable y equilibrada para evitar la tendencia al sobrepeso que, lamentablemente, les afecta con frecuencia.