No jalar la correa del perro en el paseo

Muchas personas se preguntan si es correcto jalar la correa del perro cuando tira. La respuesta es no: los tirones, además de poder causar daño físico, generan estrés y malestar en el perro, convirtiendo el paseo en un momento negativo.

Un paseo con la correa del perro, debería ser algo agradable tanto para nosotros como para él. A veces, esto representa la única oportunidad en el transcurso del día de pasar tiempo juntos, y esto ya podría indicarnos cuánto estamos ausentes en la vida de nuestro compañero.

Si ese es el caso, y si además se trata de breves excursiones al exterior, solo para que él pueda ensuciarse, porque no tenemos mucho tiempo para dedicarle, abrumados como estamos por mil compromisos, entonces nuestra relación con él tendrá muchas posibilidades de ser problemática, incluso durante estas breves salidas.

El hecho es que los perros son animales que pueden interpretar el paseo de manera diferente a nosotros, para ellos es un contacto con el mundo que los rodea, un mundo de olores e información en el que pasan muy poco tiempo, y si no respetamos sus necesidades de exploración, se dejan llevar, de manera justa, por la “prisa” de hacer lo máximo posible en un tiempo que saben que es limitado.

Esto a menudo los lleva a tener un alto nivel de excitación, especialmente cuando son perros jóvenes y adolescentes, llenos de energía y ganas de descubrir.

Hay, naturalmente, muchas otras razones por las cuales un perro podría jalar la correa, y a menudo tienen que ver con un estado emocional alterado y malentendidos entre nosotros. Es entonces cuando jalar la correa, en un intento de hacer que el perro se detenga o se calme, es el comportamiento más instintivo que las personas adoptan, incluso cuando se enseña como técnica de entrenamiento.

Por qué no se debe jalar al perro con la correa

Existen diversos estudios que han demostrado desde hace años que los tirones en la correa, especialmente cuando se le coloca un collar al perro, pueden causar daño físico, pero sobre todo pueden generar estrés y malestar, potencialmente socavando la buena relación con nuestro compañero canino.

Los motivos por los cuales los perros tiran de la correa

Existen muchas razones por las cuales un perro podría jalar de la correa durante un paseo. Puede distraerse con un olor interesante, estar ansioso por explorar un nuevo entorno o simplemente estar demasiado emocionado.

A veces, los perros también tiran de la correa porque quieren ir más rápido o porque son demasiado tímidos o asustados para acercarse a otros perros o personas, es decir, porque se sienten incómodos por alguna razón y nuestros tirones no harán que sea más fácil para ellos, al contrario, nos convertiremos en una amenaza de la cual deben alejarse en lugar de ser un punto de referencia, un apoyo emocional en las dificultades.

Además, no debemos olvidar que muchos perros no han satisfecho su necesidad de explorar y hacer ejercicio, y llegan al momento del paseo cargados como un resorte enloquecidos. En este caso, no servirá de nada si primero no atendemos sus necesidades más urgentes, siempre y cuando el bienestar de nuestro perro nos importe más que nuestra comodidad y nuestras necesidades.

En algunos casos, el perro tiene una mala relación con sus congéneres y parece ser un depredador de otros perros, cazando cada vez que pone el hocico fuera de casa, tal vez porque inadvertidamente hemos sido nosotros con nuestros tirones y nuestras reprimendas quienes han asociado a los otros perros con algo negativo, cuya presencia está relacionada con la rabia, el nerviosismo, el dolor y los gritos que le caen encima desde atrás.

Todo esto no hará más que alimentarlo aún más, inhibiendo también sus capacidades de aprendizaje, en caso de que nosotros hayamos tenido una revelación y busquemos cambiar de estrategia en ese momento.

Entonces, ¿Qué hacer si el perro tira de la correa?

La primera respuesta que viene a la mente, “¡absolutamente nada!”.

Jalar bruscamente no demuestra ser realmente efectivo en ninguna situación, sin importar la razón que nos lleve a hacerlo (además de nuestra expresión de frustración hacia nuestro compañero).

A veces no es nada fácil entender a nuestro compañero, a veces no es nada fácil comprender cómo nuestra actitud, comportamiento o estado emocional pueden ser la fuente de alteraciones y desequilibrios en nuestros perros. A veces no logramos aceptar que el perro que vive con nosotros tiene necesidades diferentes a las que creíamos.

Por lo tanto, en ocasiones es importante no dejar que toda esta situación se hunda, y buscar ayuda y apoyo de un profesional serio que pueda ayudarnos a ambos a entendernos, sin improvisar demasiado y evitando ser arrastrados por los nervios (comprensible en ciertas situaciones) y la frustración.

De hecho, podríamos actuar de la peor manera sin siquiera darnos cuenta y así avivar el proverbial “fuego” con proverbial “gasolina”.

Comparte esta publicación