¿Los perros pueden oler nuestro miedo?

Los perros y su olfato extraordinario. En el reino animal, la percepción del miedo puede marcar la línea entre la vida y la muerte. Sin embargo, los científicos buscan de comprender también se esto pasa con los perros. ¿Pueden los perros, con su agudo sentido del olfato y su profunda conexión emocional con los humanos, detectar nuestra propia ansiedad y miedo?

Hablar de los perros y su olfato es algo extraordinario da aprender. Durante mucho tiempo se ha debatido si los animales pueden distinguir el olor del miedo en los seres humanos. Desafortunadamente, responder a esta pregunta no es tan simple. Podríamos decir que sí, pero con algunas excepciones.

Cualquiera de nosotros que conviva con un perro conoce bien su sensibilidad para entender cuándo no nos sentimos bien, incluso si no estamos experimentando dolor físico. También conocemos su habilidad científicamente comprobada para detectar señales químicas que pueden indicar si una persona está feliz, triste o estresada.

Pero el miedo en los seres humanos tiene una concepción más amplia que simplemente la reacción al estrés y la ansiedad, que es lo que muchos animales depredadores pueden oler.

Así que veamos qué ha demostrado la ciencia hasta ahora.

Olor a sudor

Para abordar esta pregunta, los científicos en su mayoría han excluido la presencia humana de la ecuación, ya que se sabe que animales como los perros también responden a nuestras expresiones y posturas corporales, lo que podría permitirles entender lo que sentimos incluso sin olfato.

En estudios recientes, los investigadores se han centrado en cómo reaccionan los animales al sudor de los humanos que ven videos divertidos o películas de terror, y ha surgido que olores diferentes producidos por el mismo ser humano inducen reacciones diferentes, aunque esto no demuestra exactamente si ellos perciben el miedo en ese olor o algo más.

En los caballos

En pruebas realizadas en caballos por la Universidad francés de Tours, publicadas en Nature Scientific Reports, se descubrió que cuando los caballos olían muestras de sudor relacionadas con la alegría, solo usaban la fosa nasal izquierda, pero en caso de miedo, se detenían por más tiempo y usaban ambas fosas nasales.

Esto nos indica qué partes del cerebro utilizaron para analizar el olor y dado que la fosa nasal izquierda está conectada al hemisferio derecho, que es el de las emociones, es posible que interpretaran de inmediato el olor de la felicidad como positivo, mientras que para el otro necesitaran un canal diferente de procesamiento de la información.

En los perros y sus reacciones

De un estudio realizado en Labradores y Golden Retrievers por la Universidad Federico II de Nápoles, publicado en Animal Cognition, se desprende que cuando los perros olían el olor de una persona feliz, aumentaban su nivel de interacción con el extraño presente en la habitación, mientras que cuando olían el miedo tendían a quedarse más cerca de su dueño, o iban hacia la puerta e intentaban salir de la habitación.

Esto llevó a los investigadores a confirmar la validez de la teoría de la comunicación emocional entre especies, indicándonos que los perros tienen definitivamente una reacción más coherente con el miedo en comparación con los caballos.

Información emocional contradictoria

En los seres humanos hay varios compuestos en el sudor, como la adrenalina o la androstadienona, que podrían causar un cambio en el olor, generando así “información emocional” perceptible por otras especies que tienen un olfato más desarrollado que el nuestro.

La capacidad olfativa extraordinaria de los perros, con sus 300 millones de receptores olfativos, superando en gran medida los 6 millones de los humanos, desempeña un papel fundamental en la diversidad de roles que cumplen en nuestras vidas.

Desde la búsqueda de sobrevivientes en desastres naturales hasta la detección de narcóticos, armas y dinero, su agudo sentido del olfato los convierte en aliados insustituibles en una amplia gama de actividades humanas.

Todo esto no solo les permite distinguir sutiles diferencias entre diversas señales químicas, sino que también los capacita para actuar en consecuencia, demostrando así su valor indiscutible en la sociedad.

De hecho, en la condición de olor a miedo, los perros mostraban comportamientos más estresantes y ansiosos.

Los datos sobre la frecuencia cardíaca en las condiciones de control y de felicidad eran significativamente más bajos que en la condición de miedo, pero queda una brecha en las emociones sobre cómo las experimentamos nosotros y cómo las perciben ellos.

La ansiedad y el miedo son dos emociones similares, pero no iguales, que juegan un papel fundamental en nuestras vidas, pero hasta ahora los perros nos han demostrado inequívocamente que solo reconocen la hormona del estrés.

En fin, mientras los animales salvajes han sido estudiados y admirados por su capacidad para percibir y reaccionar al miedo humano, nuestros leales amigos caninos, con su sensibilidad única y profunda conexión con nosotros, continúan siendo un enigma fascinante.

A medida que exploramos los misterios del comportamiento animal y profundizamos en la comprensión de la comunicación entre especies, recordemos siempre el asombroso poder de los lazos que nos unen a estos compañeros peludos.

En cada ladrido, en cada mirada llena de comprensión, encontramos una prueba más de la riqueza y complejidad de nuestra relación con el mundo animal.

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