También en los perros jóvenes, tienen su temporada de rebelión. Llega un momento en el cual nuestro cachorro se desarrolla y comienza a sorprendernos con conductas que nunca ha mostrado.
En los perros jóvenes estos cambios pueden estar asociados a su período juvenil y en este artículo te invitamos a conocer qué pasa por el cerebro de nuestro cachorro durante este período.
Los eventos conductuales y neurobiológicos en los primeros meses de vida de un cachorro son importantes para un desarrollo adecuado del cerebro, que garantice que el cachorro tenga las habilidades sensoriales y emocionales necesarias para adaptarse al mundo que lo rodea.
Luego de este período, nuestro cachorro aún sigue creciendo y se convertirá en un juvenil.
El período juvenil se ubica entre el período de socialización y la pubertad.
Dependiendo de la raza y otros factores en el desarrollo conductual del individuo, este período inicia a los 3 meses y termina entre los 5-14 meses.
Durante esta fase nuestro cachorro experimentará un crecimiento físico rápido, cambios hormonales, incremento de actividad y excitabilidad, cambios en la independencia del tutor, y puede pasar por períodos de miedo.
A menudo estos cambios nos pueden tomar por sorpresa, debido a que ese cachorro que siempre hemos conocido y que era tranquilo, calmado, juguetón y sociable, ahora se ha convertido en un pequeño terremoto. Destructividad, muerden de todo, aumento de actividad física, dormir menos horas durante el día, todos son cambios asociados a este período.
Frente a estos cambios debemos tener paciencia y recordar que es una fase en su desarrollo, y que en ningún momento tu cachorro te está retando o quiere dominarte.
Debemos seguir estimulando su cerebro, a través del juego, juguetes cognitivos, paseos que promuevan el olfato, entre otras actividades que permitan satisfacer las necesidades conductuales de nuestro perro juvenil.
Por otro lado, si nuestro cachorro estaba entrenado y muy interesado en nosotros, ahora parecerá que no le interesamos para nada e incluso puede no reaccionar a algunas señales que anteriormente sabía, como sentarse, venir al llamado, echarse, entre otros.
Estas actitudes son normales y se deben a que nuestro cachorro se está volviendo más independiente y puede haber otros estímulos mucho más interesantes para él.
Nuestra forma de reaccionar debe estar dirigida a reforzar desde cero lo que el previamente ha aprendido (trucos, señales de adiestramiento básico) para refrescar su mente.
Si nuestro cachorro no ha sido entrenado a una edad temprana, la búsqueda de un profesional será de gran ayuda para pasar sin sobresaltos este período lleno de cambios.
Algunos juveniles pueden experimentar miedo a situaciones, objetos, personas o perros con los que anteriormente se había mostrado muy sociable.
Estos cambios se atribuyen a los períodos de miedo y pueden ser transitorios, por lo que nuestro cachorro puede volver a confiar en esos estímulos.
Sin embargo, si estos signos de miedo persisten, deberemos buscar ayuda para implementar técnicas de modificación conductual para reforzar la confianza de nuestro perro hacia estos estímulos ambientales.
Finalmente, recordemos que este período es parte normal del desarrollo y como tutores responsables debemos estar alertas de los cambios que puedan experimentar para guiarlos de manera amistosa a través de este proceso.