La pérdida de una mascota puede ser un momento muy doloroso emocional e incluso físicamente.
En este artículo trataremos de comprender la importancia de este suceso, sus implicancias y las alternativas que podemos implementar para tratar de sobrellevar esta pérdida.
La relación entre humanos y animales a través de la historia ha sido muy rica en las diversas interpretaciones que les hemos atribuido. Han pasado de ser figuras religiosas, alegorías militares, compañeros de caza a ser actualmente una parte muy importante del núcleo familiar.
Esta adherencia a nuestra familia ha hecho que desarrollemos un vínculo afectivo muy fuerte, por lo que la pérdida de una mascota pueda llegar a ser una experiencia emocionalmente devastadora. Sin embargo, como sociedad aún no reconocemos la importancia de este acontecimiento y los impactos que pueden tener en nuestra salud física y emocional.
El duelo por la pérdida de una mascota puede durar muchos meses y se puede llegar a manifestar con dolores físicos. El New England Journal of Medicine (2017) reportó que luego de la pérdida de su perro, una persona de 61 años fue diagnosticada con “Síndrome del Corazón Roto”, una condición que imita el dolor experimentado durante un ataque cardíaco. Por ello, es importante comprender que cada persona siente y vive el duelo de manera diferente, y no debemos sentirnos avergonzados en buscar soporte emocional para sobrellevar la pérdida.
Algunas personas pueden llegar a tildarnos de sentimentales, inmaduros o emocionalmente débiles frente a esta situación, lo cual puede intensificar el estrés que estamos sintiendo. Frente a esto, debemos buscar soporte en personas que empaticen con nuestros sentimientos y emociones hacia las mascotas y puedan comprender la situación que estamos pasando sin juzgarnos.
Por otro lado, la pérdida de nuestra mascota, muy aparte de la ausencia en sí, puede significar un cambio brusco en nuestra rutina diaria. Hacemos ejercicio y socializamos al momento de pasear a nuestro perro. Nos despertamos muy temprano por la mañana para darle comida a nuestro gato y organizamos nuestra rutina para ser responsables con sus cuidados. Por ello, dentro de lo posible debemos reorganizar nuestras actividades y poco a poco encontrar alternativas que nos ayuden a continuar y superar esta gran ausencia.
Finalmente, los momentos alegres que pasamos con nuestras mascotas siempre nos acompañarán y estarán presentes. Acoger estos momentos tristes y felices es un proceso doloroso que puede ocurrir en pequeños pasos. Por ejemplo, tomarnos un tiempo para ver sus fotos, escribirles un poema, o escribirles una carta recordamos los momentos que pasamos junto a ellas. Sin importar la situación en la que estemos, es nuestro deber recordarlas con amor y agradecer su compañía a lo largo de nuestra vida.