Mascotas y aire acondicionado

La exposición directa a bajas temperaturas y aire acondicionado puede afectar negativamente la salud de las mascotas.


Aquí le contamos cómo comportarse para proteger a las mascotas, aprovechando los beneficios del aire acondicionado.

En verano, también debido a las altas temperaturas, la gente suele depender del aire acondicionado para mantenerse fresca. Los acondicionadores de aire, de hecho, aseguran un enfriamiento inmediato, pero al mismo tiempo pueden volverse muy dañinos para las mascotas.

De hecho, los cambios repentinos de temperatura no tienen el mismo efecto en humanos y mascotas. Si bien es cierto, de hecho, que los refrescos aportan beneficios innegables, los posibles efectos secundarios no deben subestimarse.

Calurosos y húmedos: porque no deben fallar

La primera regla cuando tienes mascotas es no exagerar el aire acondicionado. Una buena solución en este sentido, por lo tanto, puede ser no superar nunca los 5-6 grados de diferencia entre la temperatura externa e interna.

Sin embargo, es igualmente importante prestar atención a la humedad presente en el hogar. Esta última, de hecho, es fundamental para la termorregulación de perros y gatos.

Y si se pierde el nivel natural de humedad en el aire (quizás debido a un deshumidificador) existe el riesgo de que esta importante función animal también se vea comprometida. Lo que ocurre a través de un sistema de “enfriamiento por aire” particular.

Consecuencias del aire acondicionado

Los cambios bruscos de temperatura pueden tener diversas repercusiones negativas en la salud de las mascotas. El aire acondicionado, por ejemplo, tiende a secar la nariz y el sistema respiratorio de los perros, provocando estrés y dificultades para el animal.

Sin mencionar que un cambio excesivo de temperatura también puede provocar laringitis, traqueítis, tos, problemas intestinales, resfriados, diarreas o náuseas.

Por eso, antes de recurrir al aire acondicionado, es recomendable evaluar no solo la edad de nuestro amigo de cuatro patas, sino también su estado físico general.

Un perro en la vejez, de hecho, tiende a tener articulaciones inelásticas o atrofiadas y tiende a tener dificultades para regular la temperatura interna.

Un cachorro, en cambio, todavía tiene un sistema inmunológico débil y por lo tanto corre un mayor riesgo de contraer daño pulmonar, resfriados o diversas infecciones.

En ambos casos, por lo tanto, puede ser aconsejable utilizar ventiladores en lugar de acondicionadores de aire, teniendo cuidado de no dirigir el flujo de aire directamente sobre la cara del animal.

Cómo mantener frescas a las mascotas

Si opta por el aire acondicionado, una pauta general es mantener una temperatura doméstica entre 24 ° y 26 ° C.

Sin embargo, especialmente si el calor externo es tórrido, es importante ajustar el clima interno en consecuencia, para evitar cambios de temperatura demasiado altos.

Sin embargo, el aire acondicionado no es la única solución para refrescar a los amigos de cuatro patas y protegerlos de los problemas causados ​​por el calor excesivo.

En verano, por ejemplo, es importante que los animales tomen agua con frecuencia, para que estén siempre adecuadamente hidratados.

El agua, sin embargo, debe estar a la temperatura adecuada (fresca y no congelada) y, sobre todo, debe cambiarse con frecuencia.

Además, es bueno evitar que las mascotas salgan en las horas más calurosas del día, concentrándose en paseos por la mañana o por la noche.

¡Es hora de dar un paseo!

Otra precaución es mojarlos con frecuencia para ofrecerles una sensación de alivio inmediato y duradero. Sin embargo, tenga cuidado de no esquilarlos completamente en los meses más cálidos. El pelaje de los animales, de hecho, actúa como un aislante térmico.

Los errores a evitar en verano

Los animales deben poder enfriar su temperatura corporal gradualmente: por lo tanto, dejarlos entrar en un ambiente particularmente fresco puede ser contraproducente.

Para superar el problema puede resultar útil recurrir al uso de esteras de enfriamiento especiales, que permiten reducir el calor gracias al líquido particular que contiene en su interior. 

Además, en el verano el asfalto suele estar caliente y en consecuencia puede provocar quemaduras (incluso graves) a los amigos de cuatro patas.

Antes de salir con ellos, por tanto, es fundamental evaluar la temperatura exterior, para disipar posibles accidentes en este sentido.

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