Un gato africano en tu casa
El serval es una hermosa raza de felinos proveniente de las sabanas de África que cada día tiene más seguidores en el mundo, y claro, no está ajena a controversia.
Originalmente, este es un gato salvaje de tamaño mediano. Los machos alcanzan una altura de un metro aproximadamente y puede llegar a pesar 18 kilos. Este felino ha sido domesticado con éxito y su popularidad crece rápidamente a pesar de sus elevados precios. Sus proporciones son muy distintas a las de un gato, pues tienen una cabeza pequeña, largas patas, orejas largas y altas, una cola corta y gruesa. Su pelaje amarillento moteado le sirve para camuflarse en los pastizales, mientras que su cuello muy largo le permite asomarse sin ser visto. No maúllan, sino que emiten unos sonidos parecidos a trinos.
El serval se alimenta exclusivamente de carne cruda, de preferencia aves y no aceptan alimento de gato industrial, aunque si usa el arenero como cualquier gato doméstico.
Derribando mitos
Respecto a la crianza y tenencia. Estos felinos se adaptan muy bien a vivir y compartir su espacio en casa o departamentos con humanos y otras mascotas. Esto es posible porque han nacido en criaderos donde socializaron adecuadamente para la vida doméstica, y por tanto la convivencia con ellos es segura.
Son cazados y capturados desde cachorros por la fuerza. Esto no es así porque un cachorro obtenido de esa forma no sería nunca un animal doméstico. La socialización de un serval comienza en el vientre de la madre y es un trabajo que los criadores de esta raza conocen y respetan.
Un serval criado para mascota no puede ser devuelto a la naturaleza porque no sabría sobrevivir, pero esto no es sufrimiento para él porque no conoce esa vida y, por el contrario, extrañaría a su familia. En estos tiempos, convivir con estos animales tal vez sea una buena forma de preservar la especie dado que cada vez más la invasión humana reduce su hábitat natural.
Hay que adaptar la casa al gato. Estos son felinos activos que gustan de correr. No son gatos trepadores y prefieren jugar a ras de suelo. Logran establecer una sólida relación de afecto con las personas y elijen a una como favorita. Son curiosos, suelen investigar las compras y saludar a las visitas. Siguen a las personas, gustan de caricias, pero no les agrada estar en brazos.
Para los amantes de los felinos salvajes y de lo exótico, tener un serval como mascota puede parecer una forma fácil de albergar uno de ellos en casa sin los peligros que suponen especies más grandes, como los tigres o los leopardos. No obstante, esta es una idea errónea, pues siguen siendo animales salvajes.
En este espacio podrás explorar los distintos aspectos de tener a estos animales en cautiverio, desde los trámites legales hasta los cuidados que necesitan. No te pierdas nada, pues se trata de un tema que levanta mucha controversia y en el que entran en juego diversos aspectos importantes del bienestar animal y la conservación de la naturaleza.