¿Tu gata está en celo? Este fenómeno, que ocurre típicamente con la llegada de la primavera y el otoño, puede durar desde unos pocos días hasta varias semanas. Afortunadamente, existen signos claros que pueden ayudarte a identificar esta etapa. Desde persistentes maullidos hasta cambios en su comportamiento, aprender a reconocer estas señales te permitirá entender mejor las necesidades de tu mascota y cómo puedes ayudarla durante este período.
Cuando la primavera y el otoño asoman, es común que nuestras gatas entren en celo, un período que puede extenderse desde unos pocos días hasta varias semanas. Aunque generalmente el primer celo aparece alrededor de los 6 meses de edad, algunas gatas pueden experimentarlo incluso a los 4 meses.
Que es el celo en una gata
El celo en las gatas es un período del ciclo reproductivo en el que están sexualmente receptivas y buscan activamente el apareamiento.
El celo es un proceso natural y cíclico en la vida de las gatas no esterilizadas, que suele ocurrir en primavera y otoño, aunque puede variar según factores como la iluminación y el ambiente.
¿Cómo reconocer estas señales?
La buena noticia es que el comportamiento de tu felina te dará pistas claras.
Estos signos, aunque a veces pueden resultar molestos, son parte natural del ciclo reproductivo de tu mascota, y comprenderlos te permitirá brindarle el cuidado y la atención adecuados durante este período.
Entre las señales más comunes se encuentran los maullidos persistentes y lastimeros, el frotarse contra objetos y personas con más frecuencia, así como la adopción de posturas de apareamiento, como arquear la espalda y levantar la cola. Además, es posible que muestre una mayor agitación e inquietud. Otro comportamiento típico es el marcaje del territorio con orina y rociados para atraer a los machos.
¿Cuándo ocurre?
Los gatos alcanzan la madurez sexual en promedio entre los seis y nueve meses, pero esto puede ocurrir incluso antes. Por ejemplo, los gatos nacidos a finales de otoño podrían entrar en celo por primera vez ya en primavera. Este período puede ser muy estresante para todos los gatos, incluidos los esterilizados.
La esterilización en gatos es una práctica útil y necesaria, pero es importante recordar que hace que los gatos sean estériles, es decir, incapaces de tener crías, pero en la mayoría de los casos no compromete el instinto de apareamiento, ni suprime la territorialidad.
En general, durante este período, los gatos tienen un umbral de estímulo más bajo de lo normal, lo que podría llevar a reacciones desproporcionadas o agresivas, y muchos de repente sienten una fuerte necesidad de libertad, una situación a la que siempre debemos prestar mucha atención, especialmente si vivimos con un gato de interior que no conoce los peligros del mundo exterior.
El ciclo de las gatas
Si convives con una gata no esterilizada, es importante saber que podría estar en celo durante todo el año debido a la luz artificial y la calefacción en casa.
Pero, ¿cómo funciona el ciclo? A diferencia de los perros, las gatas no tienen pérdida de sangre durante el celo. Durante el proestro, que dura uno o dos días, comenzará a mostrar algunos comportamientos típicos, como frotarse. El estro es el momento de los cambios más importantes y es cuando tu gata querrá aparearse.
Esta fase generalmente dura de 2 a 6 días, pero puede extenderse hasta 12. El diestro es el período entre dos celos y dura de 8 a 15 días. El anestro, por otro lado, es la fase de descanso del ciclo, que generalmente dura de 3 a 4 meses, cuando hace más frío.
Cómo actuar
Como mencionamos, las gatas en celo se vuelven muy cariñosos (a veces demasiado). Se frotan más contra ti, contra los muebles y contra otros animales con los que conviven. Maúllan mucho, tanto de día como de noche.
Intentarán llamar tu atención, tratarán de escapar de casa de todas las formas posibles e incluso es posible que marquen su territorio con orina y rociados para dejar señales olfativas.
¿Qué se debe hacer? Lo más importante es prevenir las escapadas. Por lo demás, basta con seguir comportándose como siempre. Pero si la situación se complica, lo único que debes hacer es hablar con tu veterinario, sin seguir consejos fantasiosos que a menudo se encuentran en Internet.
Por muy natural que pueda ser, estamos hablando de un período delicado en la vida de un gato y es importante no subestimar la situación.