¿Sabías que acariciar a tu gato de la manera correcta puede hacer que se sienta más relajado y feliz? Aunque cada gato tiene sus propias preferencias, la ciencia ha descubierto que existe una técnica, llamada “smoosh”, que les encanta a la mayoría.
¿Alguna vez te has preguntado por qué tu gato reacciona de cierta manera cuando lo acaricias? Si lo haces bien, este momento puede ser genial tanto para ti como para tu peludo amigo.
Pero, ¿cuál es la mejor manera de acariciar a un gato?
Aunque cada minino tiene sus gustos y días en los que no quiere que lo toques, ¡existe una técnica que le gusta a la mayoría!
Y lo mejor de todo: es más sencilla de lo que crees.
El “smoosh”: el truco del éxito
¿Qué es el “smoosh”? Pues es algo así como una presión suave y amorosa, que consiste en acariciar a tu gato con delicadeza, pero sin hacerle cosquillas. Esto activa sus sensores táctiles y provoca que su cuerpecito libere endorfinas y oxitocina (las hormonas de la felicidad), haciendo que se sienta relajado y más conectado contigo. ¡Una caricia bien hecha puede ser como un spa para tu gato!
La ciencia del abrazo felino
El concepto de la presión suave no es nada nuevo. Kristyn Vitale, experta en comportamiento animal, nos cuenta que una ligera presión crea una sensación de seguridad para el gato, algo similar a lo que sentimos los humanos cuando nos abrazan. Los abrazos equilibran el sistema nervioso, reducen el estrés y nos calman. ¡El smoosh es lo más cercano a un abrazo que le puedes dar a tu gato!
¡Pero cuidado! Solo en los lugares correctos
No se trata solo de acariciar por acariciar. A muchos gatos les encanta la presión suave en la cabeza y las mejillas, donde tienen glándulas odoríferas que disfrutan mucho del contacto. Así que, la próxima vez que acaricies a tu gato, prueba en esas zonas preferidas, pero ojo, ¡evita la barriga! Y siempre, siempre, observa cómo reacciona. La ciencia respalda que estas caricias pueden ayudar a reducir la ansiedad y hacer que tu gato se sienta más seguro.
El contacto físico es clave
Aunque los gatos tienen fama de ser distantes, muchos son en realidad súper cariñosos y disfrutan mucho de la atención humana. Pero cuando los acaricias o los levantas en brazos puede fortalecer tu vínculo con él, pero también hay que saber cuándo parar. A veces, lo que comienza como una simple caricia puede terminar en un drama si no respetamos sus señales.
¿Le gusta o no?
¿Te preguntas si a tu gato le está gustando lo que haces? Si presiona su cabecita contra tu mano o muestra señales de estar cómodo, ¡vas por buen camino! Pero no te fíes solo de los ronroneos, ya que no siempre significan que está feliz. Si empieza a maullar fuerte, se aleja o te da un pequeño golpe, es su forma de decir: “basta por hoy”. Respetar estos gestos es clave para mantener una buena relación.
Así que ya sabes, acariciar a un gato tiene su arte. Siguiendo estas claves, puedes convertir una simple caricia en una experiencia zen tanto para ti como para tu querido felino. ¡Que empiecen las sesiones de smoosh!