La sabiduría popular atribuye al gato rasgos misteriosos y cuestionables. Probamos a descubrir si realmente los gatos se apegan más a la casa que al dueño, su habilidad para cuidarse y otras creencias arraigadas.
El gato se apega más al hogar que al dueño, es oportunista y rara vez se lastima porque siempre cae de pie. No obedece, por lo que no es muy inteligente, y en ocasiones incluso se le atribuye mala suerte.
¿Es verdad todo lo que se dice de los gatos? O son ideas erróneas cimentadas por años.
Es un oportunista
Se apega a la casa, no al dueño. Esto podría haber sido cierto cuando los gatos eran utilizados como cazadores de ratones, sin establecer un vínculo afectivo con ellos.
En épocas pasadas, como todavía sucede en zonas rurales, los gatos vivían “por su cuenta”, regresaban a casa de vez en cuando y ocasionalmente eran alimentados por sus dueños.
En esta situación, el gato conocía bien su territorio, el hábitat donde encontraba los recursos para sobrevivir, y naturalmente se apegaba a eso.
Se cuida a sí mismo
Es cierto que hace 40-50 años atrás, tal vez era capaz de auto cuidarse, en el sentido de que no había otras opciones y el gato se “cuidaba a sí mismo” o moría. Pero en los últimos diez o quince años, la medicina veterinaria ha avanzado enormemente, especialmente en lo que respecta a los felinos domésticos.
Ahora existen herramientas de diagnóstico, medicamentos, procedimientos quirúrgicos, suplementos alimenticios para abordar una amplia gama de problemas de salud. Incluso muchas enfermedades que solían atribuirse a la vejez son tratables.
Siempre cae de pie y no se lastima
El gato desafía la ley de la gravedad. Es cierto que cuando cae desde una altura, tiende a reequilibrarse para caer sobre sus cuatro patas, también gracias a su cola que actúa como un “timón”. Sin embargo, lamentablemente esta habilidad no siempre es suficiente para evitar caídas aparatosas y los traumas resultantes.
Debido a su curiosidad y audacia, a menudo caen desde balcones y ventanas.
Y si aterrizan en superficies duras como el cemento, pueden lastimarse, incluso mucho, por ejemplo, pueden sufrir fracturas óseas. Por lo tanto, es necesario recogerlos -por lo general se asustan y se esconden- y llevarlos al veterinario para recibir tratamiento.
Se debe tener mucho cuidado cuando son jóvenes, si caen desde un balcón o una ventana, es poco probable que sobrevivan.
Ronronea cuando está contento
Es cierto que el gato ronronea para comunicar bienestar y satisfacción.
Para nosotros el ronroneo es un milagro de calma.
Este comportamiento es muy temprano, desde que son gatitos recién nacidos, utilizan el ronroneo para decirle a su madre que están bien, y la gata responde en un coro de “ron ron”.
Este sistema de comunicación infantil perdura toda la vida, cuando el gato está contento, ronronea, y estos ronroneos no son siempre iguales, tienen matices y vibraciones distintas según los individuos y las situaciones.
No obstante, no siempre son señal de felicidad. En momentos trágicos, de gran sufrimiento e incluso antes de morir, el gato ronronea.
Parece como si lo hicieran para consolarse, para aliviar el dolor y relajarse.
Los amantes de los gatos y los investigadores han planteado la hipótesis de que el ronroneo está relacionado con la liberación de endorfinas, moléculas orgánicas que generan una sensación de bienestar. Una suerte de analgésico natural.
El gato no es obediente
Por supuesto, no se puede decir al gato: “Ve a buscar la pelota” esperando que lo haga. Como se mencionó, en la naturaleza, el gato no vive en un grupo estructurado jerárquicamente, por lo tanto, como especie, no está acostumbrado a obedecer a líderes.
Pero esto no significa que no pueda aprender a responder a ciertos comandos. El “truco” radica en la relación, en el diálogo que se ha establecido con el dueño, en la comprensión mutua.
No es conocido por ser un animal “obediente”, pero con un poco de paciencia y tiempo, incluso a los gatos se les puede enseñar a responder a ciertos “comandos”.
Por qué el gato amasa
Muchos gatos hacen amasado en su dueño o en sus suéteres. Presionan y amasan rítmicamente con sus patitas delanteras, incluso cuando pesan ocho kilos y sus patas se han vuelto enormes y llenas de uñas.
Más raramente, algunos al mismo tiempo chupan la lana que lleva el dueño o su lóbulo auricular como si fuera un pezón.
Este comportamiento proviene de la primera infancia, el gatito realiza este gesto en las mamas de la madre para solicitar la llegada de la leche.
A menudo, son los gatos separados demasiado pronto de la madre quienes muestran esta conducta, pero no es automático.
También hay gatos que han tenido una relación normal y equilibrada con la madre, pero continúan amasando durante toda la vida.
A medida que la ciencia avanza, los mitos sobre los gatos se desvanecen. Los felinos no son solo oportunistas, sino que pueden establecer conexiones significativas con sus dueños. Si bien pueden ronronear de felicidad, también lo hacen en momentos de angustia. Su independencia no impide que aprendan comandos y trucos. Además, el enigmático amasado es un vestigio de la infancia y no necesariamente un signo de trauma. Los gatos siguen siendo criaturas fascinantes que desafían las expectativas.