Cuándo un gato se vuelve “anciano”

Quisiéramos que no, pero incluso los gatos necesitan cuidados distintos a medida que envejecen. Por eso es importante entender cuándo tu gato está envejeciendo y necesita un apoyo adicional.

La literatura científica establece una edad promedio de 12 años, pero hoy en día los gatos viven mucho más tiempo que hace 20 años. El gato más antiguo registrado en el mundo actualmente es Flossie, con sus venerables 27 años. Por lo tanto, según los nuevos estándares, un gato puede considerarse maduro a partir de los 7 años, anciano después de los 11 y súper anciano después de los 15.

En el mundo de las mascotas, los gatos ocupan un lugar especial como compañeros leales y cariñosos. A medida que estos felinos enriquecen nuestras vidas, es fundamental comprender cómo cambian con el tiempo.

En este artículo, exploraremos el fascinante viaje de un gato desde su juventud hasta la vejez, centrándonos en el momento en que un gato se convierte en “anciano“.

Descubriremos los cambios fisiológicos, comportamentales y las nuevas necesidades que surgen a medida que envejecen, brindando consejos prácticos y una comprensión profunda para asegurar que nuestros queridos amigos felinos disfruten de una vejez feliz y saludable.

Los cambios fisiológicos naturales

Con el paso de los años, se producen numerosos cambios en la fisiología, el comportamiento y la vulnerabilidad de un gato. Los cambios fisiológicos incluyen una reducida capacidad para oler y saborear la comida, así como para digerir grasas y proteínas. La pérdida de audición, la disminución de la vista, un sistema inmunológico debilitado y una menor tolerancia al estrés son muy comunes. El gato anciano se adapta gradualmente a estos cambios, y los primeros síntomas pueden no ser tan evidentes. En cuanto al comportamiento, los gatos tienden a cazar menos, pasan menos tiempo al aire libre, son generalmente menos activos y duermen más. Pueden tener menos apetito, mostrar menos interés por jugar o acicalarse, ser más vocales, inseguros y, por lo tanto, más dependientes de ti.

Los bigotes más oscuros

A diferencia de nosotros, los gatos no se vuelven canosos a medida que envejecen. Sin embargo, en lugar de su pelaje, son sus bigotes los que pueden volverse más oscuros, pasando de blanco a un gris casi negro. Pero este cambio no afecta en absoluto a su funcionalidad. Además, si se caen, no hay motivo de preocupación, ya que vuelven a crecer durante toda su vida. Otros cambios pueden ser síntomas de algunas enfermedades, como un aumento en la sed debido a la diabetes o el hipertiroidismo, o un aumento de la agresividad relacionada con el dolor.

Necesitan unas nuevas rutinas

A medida que los gatos envejecen, les resultará más difícil mantener su limpieza personal. Para ellos, el acicalamiento es un comportamiento crucial, y cualquier cambio en esta rutina puede ser un problema. Por lo tanto, si empiezan a descuidarse, necesitarán una ayuda adicional de nuestra parte: debemos revisar sus garras semanalmente, eliminar cualquier secreción alrededor de los ojos, la nariz o el ano con algodón humedecido en agua tibia, y también podría ser necesario cepillar regularmente al gato con un cepillo suave y un peine fino.

Las bolas de pelo también pueden convertirse en un problema para los gatos ancianos, ya que su digestión es más lenta y pueden provocar vómitos y estreñimiento.

Si empiezas a notar signos de envejecimiento en tu gato, reserva una cita con tu veterinario, quien te proporcionará consejos útiles sobre cómo ayudarlo a disfrutar al máximo de sus años dorados.

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