El territorio del gato puede ser un bosque o un jardín, una calle abandonada o una cómoda casa. Saber dónde están sus lugares es algo natural para este animal.
Para conocer el territorio del gato, debemos dejar que él mismo decida cuál debe ser. Cuando vemos a nuestro gato dormir en su sillón, nada parece más tierno y familiar, pero él necesita su territorio incluso lejos de la vida salvaje.
El gato, sin embargo, es un animal depredador y, como tal, ha conservado hábitos y necesidades profundamente ligados a sus orígenes. Al igual que con los felinos salvajes, el territorio es un recurso fundamental también para nuestro gato doméstico. Es la fuente de abastecimiento de alimento y, para el macho, la “reserva de caza” donde encontrar hembras dispuestas al apareamiento.
Claramente, un bien tan valioso debe ser defendido de los extraños de la mejor manera posible.
Rocíos de personalidad
El gato señala su territorio y lo defiende de muchas maneras. La más importante es sin duda la emisión de orina y heces. Los gatos de estatus social elevado no ocultan sus heces, al contrario, pueden llegar incluso a exponerlas en lugares visibles y elevados. La orina también tiene una importancia estratégica similar.
En ese caso, su emisión es algo muy diferente a la micción natural. El gato lanza verdaderos “rocíos” sobre objetos verticales, en el acto, la cola tiene un temblor particular y muy característico. La orina liberada por los gatos que marcan su territorio es una especie de “documento de identidad” muy efectiva dentro de una población felina.
En esos pocos rocíos se encierra una cantidad de información fundamental: la edad, el sexo, el estado de salud e incluso el rango del gato en cuestión. Que lo demás gatos que pasan por ahí, podrán reconocer estas informaciones al solo oler.
El gato delimita su propio territorio incluso en casa, tanto con rocíos de orina como arañando los objetos que forman parte de su vida. Estos comportamientos aparentemente destructivos son fundamentales: así es como el gato deja su “tarjeta de visita” en el ambiente donde vive.
¡Atención, gato patrullando!
El territorio de nuestro amigo de cuatro patas tiene límites precisos que no tienen nada que ver con nuestra división de espacios. Por eso, puede suceder que el gato vaya a defecar o “rociar” el jardín del vecino. Una vez establecidos los límites del territorio, el gato los patrullará diligentemente. Cuando no esté en patrulla, encontrará un lugar elevado desde el cual vigilar la situación.
Por supuesto, la casa también es parte integrante del territorio de nuestro gato. Los machos harán saber este concepto a sus colegas felinos (y a sus compañeros humanos) marcando el territorio con orina.
Las hembras intactas harán lo mismo en el clímax del celo. Son comportamientos naturales relacionados, como se ha dicho, con las antiguas costumbres típicas de los animales depredadores.
Gato en alerta para la defensa de su territorio
El rociar de orina diferentes lugares, es una marca odorífera muy importante con la que el gato señala y delimita su propio territorio. A través de estas acciones el gato proporciona mucha información a sus colegas felinos, como su edad, su estado de salud y su importancia social: una verdadera “carta de identidad”.
Sofás en mil pedazos
Lo mismo se aplica a los comportamientos destructivos hacia sofás, cortinas y muebles. Cuando el gato destroza el mobiliario de la casa, en realidad está llevando a cabo una operación precisa. A través del frotamiento, el mismo gato deja su olor en los objetos que forman parte de su vida. Aunque no nos demos cuenta, nuestro amigo está una vez más defendiendo su posesión más valiosa: el territorio.
Como bien saben los amantes de los gatos de todo el mundo, es casi imposible evitar que nuestro amigo gato destruya alfombras, cortinas y sofás. Al contrario, está demostrado que los gatos esterilizados, tanto machos como hembras, reducen o incluso eliminan la emisión de orina en casa para marcar su territorio.
Para aclarar
Cuando se trata de necesidades no deseadas, el dueño de un gato debe saber distinguir el “rociar” de los que hemos hablado antes, y el problema de hacer sus necesidades fuera de la caja. Este último caso no está relacionado con la necesidad de marcar territorio y, de hecho, tiene motivaciones completamente diferentes.
Si el gato orina fuera de la caja de arena, debemos comprender por qué lo hace. Las causas pueden ser muchas, entre las más comunes: un problema de salud, la posición o ubicación incorrecta de la caja de arena, olores desagradables, arena inadecuada.
Por lo general, una vez que se ha identificado el problema, es fácil volver a la normalidad, con la paz de nuestro amigo… y de toda la familia.
La orina del gato macho tiene un olor realmente penetrante. Por eso, muchas personas prefieren una solución más drástica, como castrar a su gato, eliminando así de una vez el problema.