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Mascotas estresadas por ruidos domésticos

No solo los fuegos artificiales causan estrés en nuestros animalitos sino que también hay mascotas estresadas a causa de los ruidos domésticos.

Unas mascotas estresadas, sufren de igual forma que un humano frente a un peligro desconocidos. No solo los golpes ni los ruidos repentinos, también los ruidos caseros pueden estresar a los perros. Sí, por increíble que parezca los ruidos domésticos también los estresan. Cualquiera que tenga una mascota sabe que tiene que cerrar puertas y ventanas para proteger al animal de los temidos fuegos artificiales en las fiestas de fin de año porque ciertamente los llenan de pánico, pero ¿se han puesto a pensar en el temor que puede generar una aspiradora, el timbre del microondas o el ruido de la licuadora que se enciende por las mañanas?

Un estudio publicado en Frontiers in Veterinary Science sugiere que el problema no se limita a los sonidos fuertes y repentinos, sino a los que se generan diariamente en cualquier hogar. La solución según los autores del estudio es aprender a leer mejor el lenguaje corporal de nuestras mascotas.


El estudio realizado en la Universidad de California en Davis se llevó a cabo en dos fases. La más rigurosa involucró a 386 perros y sus dueños, a quienes se les pidió que monitorearan el comportamiento del animal en respuesta a ciertos ruidos. Los resultados de esta encuesta se integraron con otros análisis menos científicos, pero que según los autores tienen elementos de interés: la observación de 62 videos disponibles en línea en los que se observa cómo los perros reaccionan a distintos ruidos.

La comparación de estos resultados reveló una gran cantidad de información relacionada con la forma en que los perros reaccionan a los sonidos emitidos por una variedad de objetos cotidianos.

La primera consideración es que los perros reaccionan con terror y ansiedad no solo a los ruidos fuertes y repentinos, sino también a los ruidos constantes y regulares, por ejemplo, el zumbido de un microondas o el traqueteo de una aspiradora.

Las reacciones se vuelven particularmente fuertes ante ruidos agudos e intermitentes: el ejemplo más clásico es el sonido de una alarma. Una segunda consideración que surgió del estudio, probablemente más importante, es que, ante estos sonidos, los perros siempre reaccionan de la misma manera, pero con diferentes grados de intensidad, y esto es un problema.

De hecho, si no es difícil identificar los signos de estrés que muestra un perro aterrorizado por una tormenta o un fuego artificial (temblores, gemidos, tendencia a esconderse detrás del dueño), los ruidos menos intrusivos, pero igualmente molestos como una alarma o los microondas provocan reacciones menos extremas que a menudo los propietarios subestiman.

A veces sin darnos cuenta solemos reírnos de las “graciosas reacciones” de las mascotas ante un ruido o un sonido desconocido. Los autores del estudio señalan que debemos también aprendan a reconocer las “microseñales” que muestran nuestras mascotas. Así, por ejemplo, un perro que se lame constantemente los labios o que tensa los músculos está tan estresado como uno que llora y ladra desesperadamente.

En conclusión, observemos atentamente a nuestra mascota y seamos empáticos porque los ruidos que no nos afectan, sí pueden causarles un auténtico sufrimiento por estrés.

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